27 abril 2019

Mujeres, hombres y otras especies

“La batalla de los sexos” es una película estrenada hace un par de años que refiere un hecho real: el mediático encuentro entre la reconocida tenista Jean King y el ex campeón de tenis Bobby Rings, ambos americanos. La historia comienza en 1973, cuando Bobby Rings, de 55 años, dice frente a los medios: “Todas las mujeres son inferiores y, aun con mi edad, podría vencerlas fácilmente.”

Jean King y Bobby Rings
El evento fue masivo, con más de 90 millones de telespectadores, un premio de 100.000 dólares para el ganador y una derrota inesperada para casi todos. La prensa, los insultos mutuos, la presencia de hombres y mujeres semi desnudas… contribuyeron a que el encuentro fuera sexo contra sexo. La King ganó, ridiculizando todas las provocaciones del ex tenista y convirtiéndose en abanderada del feminismo y la libertad sexual. 

Poca gente conocía que, mientras batallaba en la pista, lo hacía también en su interior, rumiando cómo dejar atrás su matrimonio para vivir una apasionada relación con su peluquera.

Años después, la identificación de los sexos no sería tan sencilla. En los 90 se hizo visible el colectivo LGBTI, compuesto por lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales, reemplazado a la expresión “comunidad gay”, con la que algunos homosexuales y transexuales no se sentían representados de forma adecuada.

Alegoría de especies exóticas
Para problematizar más la interpretación de estas siglas, a veces se añaden otras letras: “P” en referencia a la pansexualidad, “A” de asexuales, “H” de heterosexuales y “AN” de antrosexualidad, que no sé muy bien de qué trata. Anoten, además, y busquen donde puedan el significado de apelativos como queer [1], cixesual, demisexual, polisexual, andrógina…

Me parecía imposible una atrocidad lingüística más, pero me equivoqué. Hace unos días, en un programa bien cutre de la telebasura, una veinteañera se identificó como “no binaria”. Tras ardua investigación descubro en la wiki que “el género no binario, también conocido como genderqueer, es un término que designa a las identidades de género que no se asimilan en los espectros de los géneros mal llamados binarios, masculino y femenino, y que están fuera de la cisnormatividad, pudiendo manifestarse como un abanico de géneros alejados de los géneros binarios.” ¡Toma ya!

Bandera y orgullo, según se mire.
Me parece muy bien que cada uno se identifique sexualmente como le venga en gana o como sus hormonas se lo sugieran, aunque hay una cosa que me molesta de verdad: que quieran vendernos todo esto como “normal”. La RAE define la normalidad como (i) “lo  que es general o mayoritario o que es u ocurre siempre o habitualmente, por lo que no produce extrañeza; (ii) lo que sirve de norma o regla y (iii) lo que, por su naturaleza, forma o magnitud se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano.”

En esta parafernalia del sexo por el sexo, alejada del concepto de echarse un polvo como Dios manda [2], ¿quién nos garantizará la supervivencia de la especie?

“La diversidad es una medicina para el alma”, según la filosofía aristotélica. Una medicina que, excedida en la dosis, puede acabar siendo un veneno.


IMÁGENES: Arriba, los dos tenistas. Centro, alegoría fotográfica. Abajo, bandera LGBTI, creo.

[1] Queer: raro o rara, en inglés. También, con cierta ironía, rarito o rarita.
[2] “Y creó Dios al hombre; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: fructificad y multiplicaos y llenad la tierra.” (Génesis 1:26-28).


3 comentarios:

Ana E. dijo...

La verdad es que yo estoy empachada de tanta publicidad sobre este tema y la pretensión de considerar esta proliferación de los géneros de nuestra especie como algo "normal". Como le dije un día a Max cuando volvió del colegio en Paraguay afirmando que las chicas se podían casar con las chicas y los chicos con los chicos: no nos olvidemos que sin la pareja de toda la vida, heterosexual, nuestra especie humana acabaría por extinguirse (por lo menos hasta que la ciencia no encuentre otras vías de creación). Enfin, como te digo, siento verdadero empalago...
Un fuerte y cariñoso abrazo.

Unknown dijo...

A mí me explicaron durante el bachillerato, por cierto en el Seminario Católico, que la sexualidad humana "normal", como en TODO el mundo animal e instinto primario de conservación de la especie, es la macho-hembra. Lo que no obsta a que, nos explicaban, sean también normales relaciones sexuales ESPORÁDICAS de cualquier otro tipo (¡¡toma ya con los curas!!) Nos contaron que también el resto de animales lo hacían (cuando el hambre aprieta...)

Sin embargo,las desviaciones PERMANENTES de la normalidad son patológicas, es decir hombre-hombre, mujer-mujer, mujer-perro, hombre o mujer-niño/a, etc... Del equivalente a la anorexia, bulimia, trastornos obsesivos-compulsivos, ansiedad patológica etc... Son todas enfermedades mentales de la personalidad, de difícil cura. También nos instaron a no estigmatizar a estas personas y ser comprensivos con la enfermedad. ¡¡Sabios curas!!
Juan

Darío Castillo dijo...

Hola.
Buen fin de semana.
Todo en exceso es dañino; por lo cual la moderación en todo lo que hablamos, actuamos, comemos, bebemos etc. será lo más saludable.
Saludos desde Guatemala
Darío Castillo