“La batalla de los sexos” es una película estrenada hace un par de años que refiere un hecho real: el mediático encuentro entre la
reconocida tenista Jean King y el ex campeón de tenis Bobby Rings, ambos
americanos. La historia comienza en 1973, cuando Bobby Rings, de 55 años, dice
frente a los medios: “Todas las mujeres son inferiores y, aun con mi edad,
podría vencerlas fácilmente.”
El evento fue masivo, con más de 90 millones de
telespectadores, un premio de 100.000 dólares para el ganador y una derrota
inesperada para casi todos. La prensa, los insultos mutuos, la presencia de
hombres y mujeres semi desnudas… contribuyeron a que el encuentro fuera sexo
contra sexo. La King ganó, ridiculizando todas las provocaciones del ex tenista
y convirtiéndose en abanderada del feminismo y la libertad sexual.
Poca gente conocía que, mientras batallaba en la pista, lo hacía también en su interior, rumiando cómo dejar atrás su matrimonio para vivir una apasionada relación con su peluquera.
Poca gente conocía que, mientras batallaba en la pista, lo hacía también en su interior, rumiando cómo dejar atrás su matrimonio para vivir una apasionada relación con su peluquera.
Años después, la identificación de los sexos no sería tan
sencilla. En los 90 se hizo visible el colectivo LGBTI, compuesto por
lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales, reemplazado a la
expresión “comunidad gay”, con la que algunos homosexuales y transexuales no se
sentían representados de forma adecuada.
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Alegoría de especies exóticas |
Me parecía imposible una atrocidad lingüística más, pero me
equivoqué. Hace unos días, en un programa bien cutre de la telebasura, una
veinteañera se identificó como “no binaria”. Tras ardua investigación descubro
en la wiki que “el género no binario,
también conocido como genderqueer, es
un término que designa a las identidades de género que no se asimilan en los
espectros de los géneros mal llamados binarios, masculino y femenino, y que
están fuera de la cisnormatividad, pudiendo
manifestarse como un abanico de géneros alejados de los géneros binarios.” ¡Toma
ya!
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Bandera y orgullo, según se mire. |
En esta parafernalia del sexo por el sexo, alejada del
concepto de echarse un polvo como Dios manda [2], ¿quién nos garantizará
la supervivencia de la especie?
“La diversidad es una medicina para el alma”, según la
filosofía aristotélica. Una medicina que, excedida en la dosis, puede acabar
siendo un veneno.
IMÁGENES: Arriba, los dos tenistas. Centro, alegoría fotográfica. Abajo, bandera LGBTI, creo.
[1] Queer:
raro o rara, en inglés. También, con cierta ironía, rarito o rarita.
[2] “Y creó Dios al
hombre; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: fructificad y
multiplicaos y llenad la tierra.” (Génesis 1:26-28).
Fuentes: La Izquierda Diario, RAE,
Wikipedia y Desiring God
3 comentarios:
La verdad es que yo estoy empachada de tanta publicidad sobre este tema y la pretensión de considerar esta proliferación de los géneros de nuestra especie como algo "normal". Como le dije un día a Max cuando volvió del colegio en Paraguay afirmando que las chicas se podían casar con las chicas y los chicos con los chicos: no nos olvidemos que sin la pareja de toda la vida, heterosexual, nuestra especie humana acabaría por extinguirse (por lo menos hasta que la ciencia no encuentre otras vías de creación). Enfin, como te digo, siento verdadero empalago...
Un fuerte y cariñoso abrazo.
A mí me explicaron durante el bachillerato, por cierto en el Seminario Católico, que la sexualidad humana "normal", como en TODO el mundo animal e instinto primario de conservación de la especie, es la macho-hembra. Lo que no obsta a que, nos explicaban, sean también normales relaciones sexuales ESPORÁDICAS de cualquier otro tipo (¡¡toma ya con los curas!!) Nos contaron que también el resto de animales lo hacían (cuando el hambre aprieta...)
Sin embargo,las desviaciones PERMANENTES de la normalidad son patológicas, es decir hombre-hombre, mujer-mujer, mujer-perro, hombre o mujer-niño/a, etc... Del equivalente a la anorexia, bulimia, trastornos obsesivos-compulsivos, ansiedad patológica etc... Son todas enfermedades mentales de la personalidad, de difícil cura. También nos instaron a no estigmatizar a estas personas y ser comprensivos con la enfermedad. ¡¡Sabios curas!!
Juan
Hola.
Buen fin de semana.
Todo en exceso es dañino; por lo cual la moderación en todo lo que hablamos, actuamos, comemos, bebemos etc. será lo más saludable.
Saludos desde Guatemala
Darío Castillo
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